Ha sido muy bonito ver las
playas de Mallorca nevadas, pero la traicionera ola de frío me ha sumido en una
gripe de libro, a la que no le falta ninguno de los síntomas típicos, y en unas
fechas particularmente inoportunas, en plena época de exámenes. Así que
estudio cuando las aspirinas consiguen bajar la fiebre y la congestión general.
Allí estaba, intentando
concentrarme en mi próximo examen cuando leo:
“El voyeur no está, por lo
general, casado, si se compara con otros delitos sexuales”.
Me levanto de un salto y voy
corriendo a ver a mi mujer. La pobre está tranquila sin imaginar nada. No sé
cómo decírselo. Al final me decido:
"Aquí dice que el estar
casado es un delito sexual".
Ella lee el párrafo que le
señalo y me besa la frente. Es su manera tierna de comprobar mi temperatura.
"Cariño -me dice-, creo
que deberías volver a la cama".
"¡Que no! -insisto-.
Algo pasa con las comas, pero ahí dice que el matrimonio es delito".
Quizás las parafilias no era
el mejor tema para estudiar en mi estado, pero soy muy sistemático, estaba preparando la asignatura de psicopatología y ese era el tema que
tocaba.
Bebo un vaso de agua y procuro seguir concentrado en lo mío. Algo más adelante me encuentro otra lindeza:
Bebo un vaso de agua y procuro seguir concentrado en lo mío. Algo más adelante me encuentro otra lindeza:
“Rachman y Hodgson en un
experimento ingenioso de condicionamiento, en el que utilizaron como estímulos
condicionados botas de mujer y como estímulos incondicionales desnudos
femeninos, fueron capaces de convertir en fetichista a toda una serie de
sujetos heterosexuales normales”.
Esta vez fue mi mujer la que
vino corriendo cuando me oyó gritar: "¡La madre que los parió al
Rachman y al otro!".
Pero sigo leyendo:
“Algunos han criticado los
resultados de este experimento, aduciendo la existencia de una preparación
biológica al desarrollo de este tipo de asociaciones con estímulos de cuero
(por lo que de piel tienen)”.
¡Dios mío!, estos dos va a
Ubrique y ponen a toda la población en cuarentena. ¡Allí todos
trabajan en cueros!.
Otro parrafito. Éste sobre
tratamiento de exhibicionistas:
“Tras analizar el tipo de
mujeres que idealmente desencadenan su deseo exhibicionista, hemos recabado la
colaboración de estudiantes que reúnen estas características, hemos animado al
exhibicionista a completar su exhibición y a “aguantar el tipo” en su
presencia.
Nuestras voluntarias has
sido instruidas a reaccionar de la manera que sabemos es más temida por nuestro
cliente, realizando comentarios despectivos del estilo:
-
¿Dónde
vas con eso…?.
-
¡La
de mi novio tendrías que haber visto tú…!.
-
¿Crees
tú que alguna mujer se va a fijar en esa porquería tuya?.
-
¡No
insultes la inteligencia y el buen gusto de las mujeres con semejante
pingajo…!”.
Me gustan los tratamientos
imaginativos. Éste parece efectivo para el exhibicionismo, ¡lo que me
quedan dudas es respecto a la depresión posterior!.
Pero no penséis que sólo he
sacado ciencia de este tema. También me ha proporcionado interesantes
perspectivas para el desarrollo profesional futuro:
“Uno de mis usuarios se
excitaba mirando a mujeres que tendían la ropa en un balcón, espiando sus
piernas por debajo de la bata de andar por casa”.
No dudo de que el párrafo os
ha impactado tanto como a mí. Pero yo no sabía muy bien por qué. En mi estado
me parecía normal que el buen hombre se erotizase mirando a su vecina con la
bata de boatiné, los rulos, las chanclas y los calcetines de lana caídos en los
tobillos.
Pero no. Tras una segunda
lectura caí en que lo que me llamaba la atención era el término
"usuario", no paciente, ni cliente. Usuario. Inmediatamente se me
ocurrió inundar Palma de octavillas con el siguiente texto:
"Su psicólogo a su servicio.
Si se encuentra mal úseme, aunque sea un poquito".
Al oír esto, mi mujer sacó
unas fuerzas que ignoraba que tenía y me llevó en volandas a la cama. Luego me
trajo una aspirina con un carajillo de Amazonas y hoy ya estoy algo mejor, pero
os juro que no me he inventado nada de lo que os he contado, a buen seguro
algún otro estudiante de Psicología lo habrá reconocido en sus textos.
Suerte en los exámenes. Yo me
temo que la voy a necesitar.
FIN
Aclaración: Amazona (aunque todo el mundo lo conoce como “Amazonas”) es un ron dulce que se fabrica en Mallorca, ideal para carajillos, de los que llevo años investigando las propiedades curativas. Ya os contaré.