... y otros cuentos, por Julio de Miguel Madrazo, ibm9001@gmail.com

Aquí tienes una breve reseña de mis cuentos en este blog y más abajo los encontrarás, por si te apetece leerlos.

Si quieres reproducirlos debes citar la fuente y mandarme un correo para añadir un enlace a tu publicación.

EL OBSERVADOR: Soy agnóstico, pero a veces siento necesidad de creer en algo. En este cuento reconcilio mis deseos con la realidad, mi inconsciente con la propia conciencia.

¡FELIZ CUMPLEAÑOS!: Es la historia de un astronauta chapado a la antigua, que tiene una última misión que realizar antes de cumplir la edad de pase a la reserva. Es algo largo, así que ten poco de paciencia y te recomiendo que sigas hasta el final. ¡Lo mejor de mis narraciones es cuando se terminan!.

NOTA: Me resulta curioso que a algunos os haya extrañado el nombre que le puse a la cibernauta que aparece en la historia, Verónica. No pretende ser ninguna alusión bíblica, simplemente ocurre que Verónica significa "auténtica imagen" y, por contraste, me pareció irresistible para alguien que practica las relaciones virtuales. Si habéis conocido a alguien en un chat ya sabréis de qué hablo.

ALGO PARECIDO A LA HISTORIA DE BUSCADOR: Es en esencia el cuento anterior reescrito desde otro punto de vista y de una manera muchísimo más breve. Podría decirse que es su conclusión, por lo que si queréis entender algo, es absolutamente preciso empezar por ¡FELIZ CUMPLEAÑOS!.

DJAN: Con él pretendo explorar el mundo de las relaciones virtuales, igual lo consigo, igual no, igual a ti te ha pasado algo parecido...

JUEGOS DE ORDENADOR: No es de ciencia ficción pero me gusta. En él hablo de una farmacéutica y de un informático. Guadalupe tiene las características de muchos compañeros míos. Es una profesional de la ciencia que desconfía de la tecnología. La usa porque no hay más remedio, pero prefiere el trato humano. Paco soy más yo mismo. Muy curioso, siempre con algún proyecto raro en la cabeza, deja volar su imaginación, le gusta la informática y madura sus ideas en la cama. Yo nunca sería capaz de hacer lo que Paco, pero he sido capaz de imaginarlo. No se si captas la idea.

El cuento lo escribí para presentarlo a un concurso. El premio literario anual de la Asociación de Farmacéuticos de las Artes y las Letras. Era el año 90, el colectivo de farmacéuticos estaba en plena discusión sobre la conveniencia de informatizarse o no. Aunque los dirigentes colegiales estaban convencidos, los "boticarios" tenían sus dudas y los auxiliares de farmacia estaban generalmente en contra. En medio de esta tesitura presenté mi cuento. Decidí impactarles. Creo que me pasé.

Una aclaración: He actualizado ligeramente el cuento para eliminar algunas cosas que se habían quedado obsoletas, pero no cambian en absoluto la filosofía de la historia. Por ejemplo, donde antes hablaba de "redes informáticas" ahora hablo de "Internet" (que en el año 90 no existía tal y como la conocemos hoy).

UN MOMENTO DE IRONÍA: Es un viaje más allá de la conciencia. No sé cómo describirlo mejor. No es muy largo así que preferiblemente lo lees.

ALICIA DESTERRADA DEL PAÍS DE LAS MARAVILLAS: En realidad es la crónica de un hecho que me sucedió hace casi veinte años y que escribí un año después. Entonces estaba estudiando Psicología y trataba a todos mis conocidos como pacientes y con un exceso de empatía. Perdón.

LAS PARAFILIAS, LA FIEBRE Y YO: Es otro de los escritos que recuperé de mi época de estudiante de Psicología, concretamente de los desahogos durante los exámenes. Puede que os parezca algo raro, pero os aseguro que los textos entrecomillados (en amarillo) estaban tal cual en la bibliografía con la que preparaba el tema. No he cambiado ni una coma, no es extraño que entre eso y la fiebre acabase delirando.

HiperVida: Cuando la virtualidad sólo se diferencia de la realidad en que es mejor... ¿qué límites tenemos por delante?.

¡¡¡NINGUNO!!!

viernes, 18 de abril de 2014

Alicia desterrada del país de las maravillas

Quizás es que no quiero separar la virtualidad de la realidad, quizás es que no sé hacerlo, quizás es que no se puede hacer. Pero el caso es que un buen día se me vino el mundo encima y la virtualidad me hizo derramar lágrimas de frustración, auténticas y saladas.

Conocí a "Prozac" en la red, concretamente en Comic Chat. Era una chica salvadoreña que aparecía como un personaje con el rostro cubierto por una bolsa de papel y yo con un avatar de extraterrestre, de nick "Rheim".

A los dos nos gustaba la ciencia ficción y ella estaba emocionada con mi página. Cuando hablábamos  podía imaginarla 
mirándome con los ojos muy abiertos y dando emocionados saltitos a mi alrededor. Su actitud me halagaba, pero si me sentí superior fue un espejismo, un error. Ella simplemente me demostraba su admiración, con la naturalidad que sólo a los muy inteligentes les sobra cuando se ponen a la altura de los demás, para hablar sin hacerles quedar mal.

Prozac se interesó por mis cuentos y, como quién no quiere la cosa, me mandó alguno de los suyos para que le expresase sinceramente mi opinión. Mi opinión es que eran excelentes, fuertes, con garra, escritos en un estilo audaz y vivo, en el que el retrato de los personajes sobrepasaba el desarrollo de la historia.

Un día uno encendió todas mi alarmas. En él, la protagonista, siempre ella, mantenía una lucha feroz entre sus dos personalidades, una que tenía los rasgos que quería y  otra los que odiaba. Al final una mataba a la otra de una manera casi ritual, en lo que de hecho era un suicidio en el que morían las dos. En aquella historia se mezclaban psicotropos, alucinógenos y alcohol con la destreza del que está muy acostumbrado a manejarlos. Recordé una conversación anterior:

- “¿Por qué has elegido ese nick?”.

- “Porque el Prozac es lo que me mantiene atada a la vida”.

Entonces no lo valoré. ¡Qué ironía!, ¿cómo puede dar alguien tanta importancia a la fluoxetina?, un inhibidor de la recaptación de serotonina, neurotransmisor que nos hace sentirnos felices y que parece que nunca está cuando lo necesitamos. Neurotransmisor que el Prozac mima para que no se destruya y podamos sonreír.

Mi amiga asumía su dependencia del Prozac al mismo tiempo que asumía su dependencia de la red. Las dos cosas le ayudaban a olvidar una realidad dura y estresante.

No me considero un mojigato, pero no me avergüenzo de las cosas que me asustan y creo que estoy obligado con mis amigos, así que se lo dije:

- “Como farmacéutico me dan miedo los medicamentos y como aprendiz de psicólogo me dan miedo los psiquiatras. Haz lo que quieras pero te ruego que tengas cuidado”.

Lo esperaba, se enfadó conmigo.

- "Bastante desgracia tengo yo con ser así. No necesito un loquero más, solo un amigo".

- “Como amigo no podía actuar de otra manera. Si te lo he dicho es porque me importas”.

Bueno, la dialéctica os la imagináis y el resultado posterior también. Las relaciones se enfriaron hasta casi desaparecer. Hasta que un día me escribió este correo:


De: Prozac
Para: Rheim
Fecha: jueves 12 de marzo de 1998 2:46
Asunto: Alicia desterrada del país de las maravillas...


Ayer estaba a punto de tirar la toalla.

Porque me desesperé en la oficina.  Porque grité.  Pataleé.  Me enfurecí. Me encachimbé.  Me arreché.  Quería abandonar el país. Quería renunciar. Tirar la toalla.  Y todo porque un pinche ejecutivo de cuentas me bailó la paciencia.  Odio que estos tipos hagan caso omiso de mis recomendaciones y que siempre quieran hacer exactamente lo que el cliente quiere (eso casi siempre significa que hay que hacer mierda... y una de mis reglas para el trabajo es "si el cliente quiere mierda, mierda tendrá").  Pero como yo no ando con paciencia al máximo para aguantar pendejadas, perdí el control.

Agarré las llaves de mi jeep y arranqué... claro, iba puteando a todo aquel que se atreviera a atravesarse en mi camino.  Pero al rato ya me había calmado (el rato fue casi una hora).  Entonces fui al Café a revisar mi correo.  Y de repente, me di cuenta de que era Alicia.  Alicia desterrada del país de las maravillas.  Alicia viviendo desesperada, enfrentándose cada día al azar.

Que Alicia ha tenido que volver, para sentirse más desubicada que nunca. 

Que detrás del espejo, Alicia se encuentra sola.

Que el conejito del país de las maravillas ya no fastidia con lo del tiempo sino con el reloj de llegada a la oficina.

Que a Alicia ya no le importa que la reina quiera que le corten la cabeza porque su cabeza está siempre en otra parte.

Que Alicia sigue buscando el espejo, pero no para cruzarlo, sino para volverlo añicos, quedándose del otro lado.

Que Alicia ya no es una niña, sino una adulta (¿adultera?).

Que el vestidito infantil de Alicia es ahora uno muy corto, negro y descotado.

Que las mediecitas blancas ahora son negras, con una vena perfecta atrás. Que las zapatillas de Alicia, ahora tienen tacones.

Que ahora Alicia se tiñe el pelo de negro.  Y se pinta la boca de rojo cortesana. Y escribe cuentos de ficción.

Que Alicia tiene un hijo y está separada del marido.

Que a Humpty Dumpty lo lleva Alicia por dentro y que lo lleva roto en pedacitos, en lugar de corazón.

Que Alicia perdió la virginidad a los 22 años.

Que Alicia nunca tuvo un anillo de matrimonio.

Que Alicia tiene un psiquiatra más parecido al gato de la historia original que a un verdadero curador de mentes.

Que Alicia juega con las cartas, pero para que le hablen de su futuro.

Que Alicia no es ya más una esquizofrénica sino una depresiva.

Que Alicia no sólo terminó la primaria sino que tuvo huevos de llegar a la universidad.

Que Alicia lee historias de terror.

Que Alicia ve películas triple X.

Que adora volver a ver "Seven".

Que "Crash" le parece una joya del séptimo arte.

Que Alicia se muere de ganas de ser la protagonista de "Natural born killers".

Que escucha a Marilyn Manson.

Que Alicia se derrite en sueños por convertirse en una suicida famosa.

Que siempre soñó en tener una aventura con el cantante de INXS.

Que Alicia vió a U2 en un concierto y tuvo orgasmos múltiples de solo pensar en Bono, sudando bajo un Warhol.

Que Alicia tiene otro tipo de "viajes".

Que Alicia nunca aprendió a volar que, quizás por eso odia los aviones.

Que se le enfrió la pasión.

Que Alicia ya encontró el país de las maravillas y que algún loco se lo arrebató y por eso busca desesperadamente cambiar de realidad.

Que Alicia ya no vive mas.


DO YOU YAHOO!?
Get your free @yahoo.com address at http://mail.yahoo.com


Es difícil explicar lo que sentí. Frustración, ira, impotencia, compasión, dolor, miedo, miedo, miedo... ¿Lo habrá hecho?, ¿habrá sido capaz de hacer realidad su historia?, ¿me lo cuenta a mí porque sabe que lo entenderé?, ¿me está pidiendo ayuda?, ¿y si me equivoco y la hundo más?. En definitiva… ¿sigue viva todavía?.

No contesta mis correos, no tengo un teléfono, no conozco a otros amigos suyos, no sé a quién acudir, no tengo tiempo...

Al final contesta a este mail: “Sabes que puedes contar con mi cariño y amistad. Enfádate conmigo si quieres, pero déjame ayudarte”.

Respuesta: “Gracias, ya me has ayudado bastante, te has preocupado por mí que es más que lo que han hecho los que están a mi alrededor. No te preocupes, me gusta acariciar la idea del suicidio, me hace sentirme dueña de mi propia vida”.

Sigue viva. Una pausa en la que ni siquiera me dio tiempo a saborear mi triunfo. Al poco tiempo recibo un nuevo mail sin texto, sólo tres fotos y un título: “Para que no me olvides”.

Contesto: “No puedo olvidarte, no sé hacerlo”.

No hay respuesta. Al final comprendo. Alicia es ella viviendo una existencia ficticia al otro lado del espejo, la pantalla del ordenador, la red. Alicia no soporta volver cada día a la existencia real. Mi amiga terminó con los sufrimientos de Alicia de una manera tajante y definitiva, sin opción de vuelta atrás.

En mis momentos optimistas me gusta pensar que ahora mi amiga lleva una existencia real con sus alegrías y sus sinsabores, sus esperanzas y sus
frustraciones. Que se pelea con sus jefes y saca adelante sus proyectos de diseño publicitario. Que consiguió la custodia de su hijo y que por fin se fijó en ella el rubio sueco que tanto le gustaba. Que, en definitiva, tiene una existencia tan real como se merece.

Pero nunca lo sabré, nunca obtendré ese pequeño consuelo moral. Para ella yo estaba también al otro lado del espejo y al morir Alicia yo también dejé de existir.

Hace casi un año de esto. Hace casi un año que me asusto cuando veo a alguien dependiendo de Internet, que repito "ten cuidado", "haz lo que quieras con el ordenador, pero nunca olvides de qué lado estás". Y algunos no me entienden y otros se ríen de mis miedos.

Al final la red me quita los amigos que la red me dió. Justicia cibernética que nunca asimilaré.

Perdonad, se ve que hoy no es mi día. ¿A alguien le sobra un poco de serotonina?. ¿Tendrá razón Prozac?. ¿Será todo cuestión de química?.



FIN


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