Quizás es que no quiero
separar la virtualidad de la realidad, quizás es que no sé hacerlo, quizás es
que no se puede hacer. Pero el caso es que un buen día se me vino el mundo
encima y la virtualidad me hizo derramar lágrimas de frustración, auténticas y saladas.
Es difícil explicar lo que sentí. Frustración, ira, impotencia, compasión, dolor, miedo, miedo, miedo... ¿Lo habrá hecho?, ¿habrá sido capaz de hacer realidad su historia?, ¿me lo cuenta a mí porque sabe que lo entenderé?, ¿me está pidiendo ayuda?, ¿y si me equivoco y la hundo más?. En definitiva… ¿sigue viva todavía?.
Conocí a "Prozac" en la red, concretamente en Comic Chat. Era una chica salvadoreña que aparecía como un personaje con el rostro cubierto por una bolsa de papel y yo con un avatar de extraterrestre, de nick "Rheim".
A los dos nos gustaba la ciencia ficción y ella estaba emocionada con mi página. Cuando hablábamos podía imaginarla mirándome con los ojos muy abiertos y dando emocionados saltitos a mi alrededor. Su actitud me halagaba, pero si me sentí superior fue un espejismo, un error. Ella simplemente me demostraba su admiración, con la naturalidad que sólo a los muy inteligentes les sobra cuando se ponen a la altura de los demás, para hablar sin hacerles quedar mal.
A los dos nos gustaba la ciencia ficción y ella estaba emocionada con mi página. Cuando hablábamos podía imaginarla mirándome con los ojos muy abiertos y dando emocionados saltitos a mi alrededor. Su actitud me halagaba, pero si me sentí superior fue un espejismo, un error. Ella simplemente me demostraba su admiración, con la naturalidad que sólo a los muy inteligentes les sobra cuando se ponen a la altura de los demás, para hablar sin hacerles quedar mal.
Prozac se interesó por mis
cuentos y, como quién no quiere la cosa, me mandó alguno de los suyos
para que le expresase sinceramente mi opinión. Mi opinión es que eran
excelentes, fuertes, con garra, escritos en un estilo audaz y vivo, en el que
el retrato de los personajes sobrepasaba el desarrollo de la historia.
Un día uno encendió todas mi
alarmas. En él, la protagonista, siempre ella, mantenía una lucha feroz entre
sus dos personalidades, una que tenía los rasgos que quería y otra los que odiaba. Al final una mataba a la
otra de una manera casi ritual, en lo que de hecho era un suicidio en el que
morían las dos. En aquella historia se mezclaban psicotropos, alucinógenos y
alcohol con la destreza del que está muy acostumbrado a manejarlos. Recordé una
conversación anterior:
- “¿Por qué has elegido ese
nick?”.
- “Porque el Prozac es lo que
me mantiene atada a la vida”.
Entonces no lo valoré. ¡Qué
ironía!, ¿cómo puede dar alguien tanta importancia a la
fluoxetina?, un inhibidor de la recaptación de serotonina, neurotransmisor que
nos hace sentirnos felices y que parece que nunca está cuando lo necesitamos.
Neurotransmisor que el Prozac mima para que no se destruya y podamos sonreír.
Mi amiga asumía su
dependencia del Prozac al mismo tiempo que asumía su dependencia de la red. Las
dos cosas le ayudaban a olvidar una realidad dura y estresante.
No me considero un mojigato,
pero no me avergüenzo de las cosas que me asustan y creo que estoy
obligado con mis amigos, así que se lo dije:
- “Como farmacéutico me dan
miedo los medicamentos y como aprendiz de psicólogo me dan miedo los
psiquiatras. Haz lo que quieras pero te ruego que tengas cuidado”.
Lo esperaba, se enfadó
conmigo.
- "Bastante desgracia
tengo yo con ser así. No necesito un loquero más, solo un amigo".
- “Como amigo no podía
actuar de otra manera. Si te lo he dicho es porque me importas”.
Bueno, la dialéctica os la
imagináis y el resultado posterior también. Las relaciones se enfriaron hasta
casi desaparecer. Hasta que un día me escribió este correo:
De: Prozac
Para: Rheim
Fecha: jueves 12 de marzo de
1998 2:46
Asunto: Alicia desterrada del país de las maravillas...
Ayer estaba a punto de tirar
la toalla.
Porque me desesperé en la
oficina. Porque grité. Pataleé.
Me enfurecí. Me encachimbé. Me arreché.
Quería abandonar el país. Quería
renunciar. Tirar la toalla. Y todo porque un pinche ejecutivo de cuentas
me bailó la paciencia. Odio que estos
tipos hagan caso omiso de mis recomendaciones y que siempre quieran hacer
exactamente lo que el cliente quiere (eso casi siempre significa que hay que
hacer mierda... y una de mis reglas para el trabajo es "si el cliente
quiere mierda, mierda tendrá").
Pero como yo no ando con paciencia al máximo para aguantar pendejadas,
perdí el control.
Agarré las llaves de mi jeep
y arranqué... claro, iba puteando a todo aquel que se atreviera a atravesarse
en mi camino. Pero al rato ya me había calmado
(el rato fue casi una hora). Entonces
fui al Café a revisar mi correo. Y de
repente, me di cuenta de que era Alicia. Alicia desterrada del país de las
maravillas. Alicia viviendo desesperada,
enfrentándose cada día al azar.
Que Alicia ha tenido que
volver, para sentirse más desubicada que nunca.
Que detrás del espejo,
Alicia se encuentra sola.
Que el conejito del país de
las maravillas ya no fastidia con lo del tiempo sino con el reloj de llegada a
la oficina.
Que a Alicia ya no le
importa que la reina quiera que le corten la cabeza porque su cabeza está
siempre en otra parte.
Que Alicia sigue buscando el
espejo, pero no para cruzarlo, sino para volverlo añicos, quedándose del otro
lado.
Que Alicia ya no es una
niña, sino una adulta (¿adultera?).
Que el vestidito infantil de
Alicia es ahora uno muy corto, negro y descotado.
Que las mediecitas blancas
ahora son negras, con una vena perfecta atrás. Que las zapatillas de Alicia,
ahora tienen tacones.
Que ahora Alicia se tiñe el
pelo de negro. Y se pinta la boca de rojo cortesana. Y
escribe cuentos de ficción.
Que Alicia tiene un hijo y
está separada del marido.
Que a Humpty Dumpty lo lleva Alicia por dentro y que lo lleva roto en pedacitos, en lugar de corazón.
Que a Humpty Dumpty lo lleva Alicia por dentro y que lo lleva roto en pedacitos, en lugar de corazón.
Que Alicia perdió la
virginidad a los 22 años.
Que Alicia nunca tuvo un
anillo de matrimonio.
Que Alicia tiene un
psiquiatra más parecido al gato de la historia original que a un verdadero
curador de mentes.
Que Alicia juega con las
cartas, pero para que le hablen de su futuro.
Que Alicia no es ya más una
esquizofrénica sino una depresiva.
Que Alicia no sólo terminó
la primaria sino que tuvo huevos de llegar a la universidad.
Que Alicia lee historias de
terror.
Que Alicia ve películas
triple X.
Que adora volver a ver
"Seven".
Que "Crash" le
parece una joya del séptimo arte.
Que Alicia se muere de ganas
de ser la protagonista de "Natural born killers".
Que escucha a Marilyn
Manson.
Que Alicia se derrite en
sueños por convertirse en una suicida famosa.
Que siempre soñó en tener
una aventura con el cantante de INXS.
Que Alicia vió a U2 en un
concierto y tuvo orgasmos múltiples de solo pensar en Bono, sudando bajo un
Warhol.
Que Alicia tiene otro tipo
de "viajes".
Que Alicia nunca aprendió a
volar que, quizás por eso odia los aviones.
Que se le enfrió la pasión.
Que Alicia ya encontró el
país de las maravillas y que algún loco se lo arrebató y por eso busca desesperadamente
cambiar de realidad.
Que Alicia ya no vive mas.
DO YOU YAHOO!?
Get your free @yahoo.com address at http://mail.yahoo.com
Es difícil explicar lo que sentí. Frustración, ira, impotencia, compasión, dolor, miedo, miedo, miedo... ¿Lo habrá hecho?, ¿habrá sido capaz de hacer realidad su historia?, ¿me lo cuenta a mí porque sabe que lo entenderé?, ¿me está pidiendo ayuda?, ¿y si me equivoco y la hundo más?. En definitiva… ¿sigue viva todavía?.
No contesta mis correos, no
tengo un teléfono, no conozco a otros amigos suyos, no sé a quién acudir, no
tengo tiempo...
Al final contesta a este mail:
“Sabes que puedes contar con mi cariño y amistad. Enfádate conmigo si quieres,
pero déjame ayudarte”.
Respuesta: “Gracias, ya me
has ayudado bastante, te has preocupado por mí que es más que lo que han
hecho los que están a mi alrededor. No te preocupes, me gusta
acariciar la idea del suicidio, me hace sentirme dueña de mi propia vida”.
Sigue viva. Una pausa en la
que ni siquiera me dio tiempo a saborear mi triunfo. Al poco tiempo
recibo un nuevo mail sin texto, sólo tres fotos y un título: “Para que no me
olvides”.
Contesto: “No puedo
olvidarte, no sé hacerlo”.
No hay respuesta. Al final
comprendo. Alicia es ella viviendo una existencia ficticia al otro
lado del espejo, la pantalla del ordenador, la red. Alicia no soporta volver
cada día a la existencia real. Mi amiga terminó con los sufrimientos de Alicia
de una manera tajante y definitiva, sin opción de vuelta atrás.
En mis momentos optimistas
me gusta pensar que ahora mi amiga lleva una existencia real con sus
alegrías y sus sinsabores, sus esperanzas y sus
frustraciones. Que se pelea
con sus jefes y saca adelante sus proyectos de diseño publicitario. Que
consiguió la custodia de su hijo y que por fin se fijó en ella el rubio sueco
que tanto le gustaba. Que, en definitiva, tiene una existencia tan real como se
merece.
Pero nunca lo sabré, nunca
obtendré ese pequeño consuelo moral. Para ella yo estaba también al otro
lado del espejo y al morir Alicia yo también dejé de existir.
Hace casi un año de esto.
Hace casi un año que me asusto cuando veo a alguien dependiendo de
Internet, que repito "ten cuidado", "haz lo que quieras con el ordenador,
pero nunca olvides de qué lado estás". Y algunos no me entienden y otros se
ríen de mis miedos.
Al final la red me quita los
amigos que la red me dió. Justicia cibernética que nunca asimilaré.
Perdonad, se ve que hoy no
es mi día. ¿A alguien le sobra un poco de serotonina?. ¿Tendrá razón
Prozac?. ¿Será todo cuestión de química?.
FIN
K bonito me encanto ^_^
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